domingo, 26 de diciembre de 2010

“Arquitectura de la Lima que conozco” 15/07/2006

Dedicado a Wiley Ludeña

Magaly Vera

“Lima, la ciudad jardín, la tres veces coronada ...” al menos esa es la imagen que guardaba en mi memoria de la Lima de principios de la República, pero el Arquitecto Wiley Ludeña, conocedor por su profesión de lo que guarda la arquitectura de la Lima, me develo que Lima, fue y es una ciudad desierta, tanto por el color que abriga su cielo como por  su metrópoli  misma. Situada en medio de dos majestuosas arquitecturas: la de Caral y la de las Líneas de Nazca, Lima al igual que ellas es un intento de transformar el desierto, claro que con menos suerte.

El diseño, los trazos de aquel entonces aun se puede apreciar en cada monumento que tercamente perdura en esta Lima, y que al igual que un psicólogo, nos devela cual fue la personalidad de aquel entonces de esa ciudad emergente. Y es que Lima es producto de Proyectos muchas veces truncos por los gobernantes de turno o terminadas cuando ya la moda arquitectónica, era otra.

Lamentablemente  o afortunadamente, Lima es producto de sus habitantes, y estos fueron una mezcla de migraciones internas y externas. Esto explica el por qué de estilos diferentes en cada lugar. Cuenta el Arquitecto Ludeña que hubo desde proyectos expansivos, integrales hasta ridículos. Hasta me mostró una faceta desconocida de Pedro Paulet, la de Ingeniero, la de aquel que diseñó una metrópoli satélite.

Actualmente lo que conocemos por Lima, tiene variaciones arquitectónicas que nuevamente revelan lo contradictorio de la personalidad de sus habitantes: por un lado tenemos casonas de sólo dos niveles; y por el otro, conjuntos habitacionales de más de 10 pisos en la que se hacinan unas 100 familias. Es que Lima crece cada día y ahora crece verticalmente. Prueba de ello, la cantidad de departamentos que promociona el Gobierno a través de su programa Mivivienda. Con esto lo que hace es motivar las construcciones masivas, pero no necesariamente con un diseño estético sino sólo práctico y económico. ¿Qué nos revela ahora estos modelos? que la psicología del actual limeño es uniformizarse y que viven estrechamente su realidad. Que no deben de quejarse ya que el gobierno apoya el que adquieran su casa propia.

En fin, la Historia de Lima aun no está terminada, sigue siendo escrita y tallada en cada edificación.

“Las injurias del tiempo. Desastres naturales en la historia del Perú” (15/12/2009)

Dedicado al Dr. Lorenzo Huertas Vallejos

Magaly Vera

Hoy en día el tema de la Contaminación ambiental esta tan en boga, culpando al propio ser humano y su participación directa en contribuir a ello. Consecuencia de este actuar son los cambios climáticos tan bruscos. Sin embargo, la naturaleza no actúa de esa forma sólo a partir de la época de la industrialización. Su conducta, caprichosa data desde tiempos inmemorables. Prueba de ello son los registros de desastres naturales desde que aparece el hombre y desde que puede dar fe de ellos. Ya los extirpadores de idolatrías en sus escritos nos narran estos avatares, le siguen los cronistas, luego los periodistas y ahora los freelance del ciberespacio.

El Dr. Huertas en su libro “Las injurias del tiempo. Desastres naturales en la historia del Perú” nos detalla la cronología de desastres ocurridos en el Perú y que por cierto duraron no años, sino décadas. Catástrofes, llamadas también injurias por el Dr. Huertas, que incluso cambiaron el comportamiento humano. Por ejemplo si el norte se dedicaba al cultivo del trigo, cambiaria al de la Caña de Azúcar aprovechando las continuas inundaciones que sufrían.

Curiosamente, cada cambio climático iba acompañado con profanaciones a Dioses o a sus templos. ¿Coincidencia? o realmente los dioses mostraban su enojo. Téngase en cuenta que antiguamente se proponía una reciprocidad con la naturaleza y por lo tanto existía un orden cósmico, orden resquebrajado con la incursión de otras culturas que poco o nada sabían de la importancia de dicho orden. Su interés era lo que lograba llevarse de las otras culturas: minerales preciosos, nada más.

Lo que nos maravilla hoy en día del comportamiento del ser humano, es como lograron aclimatarse, por llamarlo de algún modo a estos comportamientos climatológicos, llamados Fenómeno del Niño, de la Niña, erupciones volcánicas etc. Y es más curioso aun, que nuestros antepasados, lograron superarlos sin tener todo el aparato tecnológico con que hoy en día contamos y no sólo superarlo sino preverlo.

Si el pasado nos sirve para evitar cometer los mismos errores, que nos sirva también para emular lo que hizo que fuéramos considerados una gran cultura. De todo esto nos enteramos al leer el Libro del Dr. Huertas editado por La Universidad Ricardo Palma.

INKA ROCK. PAGO A LA TIERRA TOUR 2007 CONCIERTO MAGICO RELIGIOSO

Magaly Vera

La festividad del pago a la Tierra siempre esta asociada a un ritual que hacen los sacerdotes para restituir de alguna forma el desequilibrio cósmico, resultado de un maltrato a la pachamama y el no respeto a sus reglas. Siempre se suele hacerlo en cerros tutelares o huacas, pero dado que la población ha ido creciendo e invadiendo suelos sagrados, pues este escenario se ha ido modificando. Prueba de ello es el INKA ROCK, un concierto musical en el que participaron grupos como Uchpa, Los Mojarras, Del Pueblo, Desacuerdo, Retama, Séptimo Cielo e Hydra.
Para  muchos de los asistentes fue un desconcierto el ver en esta actividad a la Agrupación Kapaq Sumaq Ayllu, pensaron que estaban realizando un sacrilegio, en fin; toda actividad siempre da lugar a miles de interpretaciones como asistentes. Para mi en cambio fue una novedad y un gran acierto. Puesto que actividades como estas en las que solo se piensa en el rock, en tomar licor o en cualquier otra expresión de alegría; pues, porque no festejar agradeciendo a la Pachamama y por supuesto que cambiando de escenario y de público. Por lo que la presencia de esta agrupación me pareció atinada, fue una sorpresa agradable. No creo que los dioses y apus se hayan ofendido, al contrario ellos son seres inteligentes, superiores y conocedores de estas nuevas formas de manifestación porque no se ofendió a nadie. Al contrario, se nos recordó de donde venimos y a donde vamos: de la pachamama, somos seres de tierra.
Para mi fue un honor  ver ese espectáculo maravilloso y espero que así haya sido entendido.

Mi apreciación del país Chileno que vi (17/08/2008)

A Milagros Carazas, mi eterna acompañante de aventuras y al Ing. Carlos Quiroz, conciliador infatigable en los cerros de mi distrito.

Magaly Vera

Me he sorprendido ver otras realidades de crecimiento demográfico. Es que uno se acostumbra a ver como se van poblando los cerros en forma desordenada, con escaleras asimétricas y quiebre de calles por doquier que hacen recordar el laberinto de Franz Kafka en El Proceso. Que diferencia con la de Valparaíso. Cada cerro tiene un nombre a secas y no una lista de toponimias como la nuestra. Algún arqueólogo diría que eso le da historia e hidalguía, y sobretodo un pasado. Pues supongo que sí, pero no es suficiente para entender que nos quisieron decir nuestros antepasados, falta entender porque los lugareños actuales, no se identifican con el actual hogar.
Es curioso, nadie de los entrevistados a los que pude consultar, sabe como surgieron los nombres de los cerros como Cerro Mariposa, Cerro Barón, Cerro Alegre, Cerro Artillería, Cerro Playa Ancha, Cerro Florida, Cerro Blanco, Cerro Las Cañas, Cerro Los Placeres, Cerro Lechero, Cerro Perdices, en fin, eran tantos y con nombres cada uno más curioso que el otro, que no recuerdo todos. Imagino que algunos tendrán anécdotas curiosas y mi imaginación me lleva por lugares inhóspitos, sobre todo por el que se llama Los Placeres, pero en fin, dejo a mis lectores la tarea de jugar con su imaginación el origen del nombre de cada cerro.
Lo que si es cierto, es que esos cerros fueron posesionados en forma ordenada. Cada calle tiene un ancho considerable, por donde tranquilamente transitan los buses y camiones, y se nota a leguas ese orden en donde hay espacio incluso para los parques, para los niños. No imagino una ciudad sin jardines. Y lo que más me sorprendió fueron los ascensores que encontré ahí arriba, en la cúspide, cerquita al cielo: los hay verticales y los hay en pendiente.
Era sorprendente oír: “bajan en el nivel uno o en el cuatro”. Es que si ya habían concebido pistas y veredas simétricas, era lógico que también pensaran en los que no tenían auto. ¿Se imaginan un ascensor en medio de un cerro? Pues yo no hasta aquel entonces. El pasillo que da al ascensor vertical, te permite atravesar la base del cerro, hasta llegar al medio donde está el transporte. Es un conducto por cuyas paredes se puede ver como suda al cargar tanta gente con sus casas, pero felizmente los chilenos hasta pensaron en eso, y  pusieron canaletas que guían ese sudor al desagüe. Esa imagen es fascinante, te hacen pensar que estas en uno de los escenarios del Viaje al centro de la tierra de Julio Verne. Tienen que visitarlo para que me crean. Yo cual niña encandilada, me subí a cada ascensor que pude. Milagritos en cambio, temía encontrarse con algún personaje de la era cuaternaria que describe Verne y prefirió ir a pie.
Y los chilenos, aunque no tengan un pasado de esos que las abuelas cuentan con orgullo, una artesanía, una música que los evoque; si han tenido una identificación con el nuevo hogar, lo que ha hecho que crezcan en forma organizada. Eso si es de admiración ya que significa que hubo un proyecto compartido al cual se adhirieron sin discrepancias, sin guerras y sin envidias. En los cerros de mi ciudad, en lugar de poblarlos con un plan, pues por el contrario, corrió mucha sangre. Cada centímetro era medido o tomado con pinzas, sangre y coraje. Eso hizo que demoraran en tener agua y desagüe. Incluso COFOPRI (Comisión de Formalización de la Propiedad Privada) demoro años en darles el Título de Propiedad ya que muchos ingenieros temían enfrentar a los pobladores, es que un error de ellos en  medir los linderos, ocasionaba grandes luchas y con ellos grandes retrasos legales, técnicos e históricos.
Quizás con orgullo los peruanos diremos que los chilenos no tienen un pasado glorioso como el nuestro, ni las maravillas de paisajes, ni artesanías, incluso ni comidas ni bebidas y que por eso han optado por apropiarse descaradamente de nuestro pisco sour, vinos, música, bailes y hasta nombre de lugares etc. etc., pero si tienen un presente que deja ver cuán organizados han sido. Ese metro, ese tren subterráneo, significa que han planificado su futuro. Su construcción tomo años y fue un solo proyecto asumido por diferentes gobernantes. En Perú en cambio tuvimos un intento de tren eléctrico y un intento de todo y cada gobernante de turno, cambio a su antojo el proyecto inicial y claro con presupuestos diferentes para justificar sus “gastos”, y hasta con el cuento de ese famoso tren que uniría Lima de canto a canto, nos hicieron el avión.
Por lo que podemos decir, que hay muchas cosas que podemos aprender de los chilenos y ya que ellos se apropiaron de Arica y Tarapacá, los peruanos nos hemos apropiado de sus plazas todos los domingos. Nos falta copiarles lo más importante: su visión compartida de país.

                                           Ascensor en la pendiente del Cerro:


Ascensor vertical :

Sobre Vargas Llosa (20/12/2010)

viernes, 24 de diciembre de 2010

“Hildebrandt en sus trece”, 10 de diciembre. Sobre Vargas Llosa



Me temía. Sabía -no me pregunten por qué- que Mario Vargas Llosa, con el soñado Nobel ya en la mano, iba a convertirse en el magno portavoz de quienes cortan el jamón. Es decir, que sin las prudencias que mantenía para no enemistarse con los jurados progres de la Academia Sueca. Vargas Llosa se despojaría de remilgos y de coquetas máscaras y aparecería, por fin, como lo que es: uno de los más talentosos escribidores del sistema mun­dial de dominación.
Y allí está su discurso en Estocolmo: una pieza que la Rand Corporation hubiese aprobada, Ronald Reagan aplau­dido y Benjamín Netanyahu celebrado hasta el delirio.
Vargas Llosa ha condenado al terrorismo, pero sólo a una de sus versiones: la islámica, esa respuesta salvaje y repudiable a tantos años de abuso y dominación. Ni una sola mención al terrorismo de Estado: ni al de los Estados Unidos –extendido de modo planetario como una metástasis de la estupidez– ni al de su filial israelí, concentrado en una diminuta franja a la que le llueven, cada vez que el gobierno de Tel Aviv lo considera nece­sario, balas de uranio empobrecido, bombas de racimo, fósforo ardiente.
Vargas Llosa lo ha dicho con todas sus letras: “Defen­damos la democracia liberal”. ¡Qué franqueza y qué va­cuidad de frase!
O sea que el escritor que ha pregonado siempre que la literatura enmienda a la realidad, postula, al mismo tiempo, desde su flamante Olimpo. la resignación ante lo que considera insuperable: LA DEMOCRACIA LIBERAL (las mayúsculas son mías, pero interpretan el énfasis vargasllosiano).
Porque, dejémonos de monsergas: ¿Qué es la democracia liberal? ¿La de Estados Unidos, donde si quieres mejorar la salud pública dándosela a quienes no están cubiertos tienes que enfren­tar a un ejército de analfabetos cívicos encabezados por Sarah Palin, ejército que, al final, paraliza o esteriliza tus proyectos? ¿O la de Chile, que nació en el mar de san­gre de Pinochet y continúa hoy con un enorme grado de desigualdad y con el desconocimiento de los derechos mapuches? ¿O la del Perú, parida en el golpe de Estado de Fujimori y ahondada hoy por un farsante, con quien Vargas Llosa se ha amistado, que dice que la plata viene sola cuando la verdad es que viene acompañada de una licitación, una ley a domicilio, o una gran concesión frau­dulenta, y que añade que si Humala gana las elecciones él promoverá un golpe de Estado? ¿Esa es la democracia liberal por la que debemos, como caballeros andantes, luchar hasta morir?
¿La democracia liberal es la del cómico Menem o la del trágico Lobo? ¿La de Sarkozy –ese Petain sin bata­llas–, o la de Berlusconi, ese Casanova sin gracia? ¿O la de Rodríguez Zapatero, ese señor que acepta que los esta­dounidenses usen las pistas de aterrizaje de España para sus vuelos con carga humana clandestina? Vargas Llosa callaría si alguien le pidiera precisiones. Pero no calla lo que su astucia y su vanidad le dictan -astucia para congraciarse con los grandes mercados y vanidad para erigirse en voz de una muy supuesta conciencia mundial–. Por eso usa groseramente el podio del Nobel para condenar la dictadura de Cuba y los “populismos payasos” que se le parecen. Y menciona a Venezuela, Nicaragua y Bolivia. ¿Cómo se puede caer tan bajo en la ceremonia de lectura oficial de un discurso por el premio Nobel? ¿Qué derecho puede esgrimirse para ese vertido de insultos? ¿Y si hay po­pulismos payasos no habrá también corretaje de nove­listas?
Una cosa es segu­ra: esas frases de callejón también las habrían fir­mado Condoleeza Rice y la Fox News.
Y luego, ironizando respecto del nacionalismo, otro asunto que le inflama la vejiga, Vargas Llosa habla de “los discursos apodícticos sobre los héroes emblemáticos”. No es la única frase huachafamente esdrújula de ese texto leído en Suecia.
Fueron muchas, la verdad. Aquí va otra: “las noches estrelladas de esa tierra caliente”. Y aquí otra, en alusión a la dramaturgia: “Otra de sus formas excelsas (de la literatura)”. En fin, dio la impresión de que Vargas Llosa había escrito ese discurso pensando, casi como un escolar, en frases sonoras mucho más que en ideas nutritivas.
Lo que creo que pasó es que Vargas Llosa no enten­dió que no lo estaban premiando por su militancia de libertario falaz y pistón ideológico del viejo Occidente. Ni entendió que el galardón no se lo estaban dando al feroz defensor de lo establecido. Ni se enteró de que los discursos del Nobel suelen tener moderación, elegancia y un cierto ecumenismo.
A Vargas Llosa se le salió el cursi arequipeño­limeñísimo que lleva adentro. Y no hablo del llanto que interrumpió su discurso –llanto legítimo, comprensible y hasta conmovedor–. Hablo de su impertinencia para pontificar, en un escena­rio inadecuado y desde ese sectarismo conservador que hace años lo esclaviza, repitiendo los lugares comunes del Tea Party y haciéndose eco de las sobras de Francis Fukuyama. Hablo de la pena de haber desperdiciado una gran oportunidad para que el escritor que admiramos nos dijera qué piensa del porvenir del libro, de la literatu­ra industrial, del angosto terreno que le ha quedado a la poesía, del éxito como enemigo moderno de la calidad y la locura creadora, de la mafia de las editoras.
Hace muchos años, como creo haber dicho, fui un lector febril de Vargas Llosa. Ahora que estoy leyendo El sueño del celta compruebo que esa antigua admira­ción ha muerto. No me gusta en qué escritor se ha con­vertido Vargas Llosa: lineal como un durmiente, cuerdo como una cena de negocios, eficaz como una mano de pintura. Tampoco me gusta qué personaje ha llegado a ser Vargas Llosa: tan narcisista que le cuenta a la Acade­mia cómo cambió el pantalón corto por el largo, cómo empezó a declararse a las chicas y cuánto odia la plaga del nacionalismo (aunque vive en una Europa que prac­tica la xenofobia, una suerte de nacionalismo masivo y federado).
¿Dónde quedó el escritor del desacato que alguna vez habló en la entrega del premio Rómulo Gallegos? ¿Dón­de el intelectual que luchó por la libertad de Heberto Pa­dilla –el gran poeta que el estalinista Fidel Castro mandó encarcelar– pero que no era ni quería ser un funcionario intelectual de los usurpadores de Guantánamo? ¿Dónde está el Vargas Llosa que quisimos tanto? Nadie lo sabe. Ni él mismo.
Lo que sí sé, conociendo algunos aspectos de la pareja, es que el Vargas Llosa reaccionario hasta la hipérbole que habló en Estocolmo es el Var­gas Llosa que durante años, a punta de paciencia, truenos y dulzuras, moldeó para sí Patricia Llosa de Var­gas Llosa. Por ratos tuve la idea insensata de que el Nobel se lo debieron dar a ella.
Aquí en Lima, por supuesto, la corte de aduladores im­pávidos del escritor se deshizo en elogios. Lima, como se sabe, es una ciudad virreinal.

Dio su discurso entre lágrimas y ovaciones

http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20101208/1/01/todos

Durante 48 minutos, el escritor peruano pronunció su discurso oficial ante la Academia Sueca, a tres días de recibir el máximo galardón de las letras mundiales.
Pedro Escribano
Enviado especial a Estocolmo


El auditorio de la Academia Sueca estaba lleno. Aquellos que, adelantándose a la hora, creyeron llegar temprano, en realidad llegaron tarde. Ya no había cupo en las primeras sillas y no les quedó otra que ubicarse en las últimas. Pero todos estaban ávidos, esperaban la presencia de Mario Vargas Llosa, quien, como estaba programado, daría lectura a su discurso como Nobel, Elogio a la lectura y la ficción, a las 5 y 30 de la tarde.

El lugar se había convertido en un centro de peregrinación, porque hasta allí llegaron, como convocados por un fanatismo religioso, familiares, amigos, periodistas desde todos los confines del mundo para escuchar al gran fabulador de La guerra del fin del mundo.

Más de uno tuvo un percance para llegar al Museum de la Academia. Para la ocasión, nos habían pedido usar terno oscuro y, naturalmente, usar zapatos llanos.

Así, para algunos invitados y cronistas, llegar al museo fue una verdadera prueba de equilibrio (los taxis son escasos y casi no se detienen en la calle). La nieve suele ser traicionera y no pocos, nos incluimos, rodamos al suelo.

Pero otros, como Lucho y su esposa Roxana Valdivieso, se dieron el susto de su vida. Ellos estaban en el Museum de la Academia, pero sus hijos, que hace buen rato habían tomado un taxi y debían haber llegado, no llegaban. Desesperada, cómo no, Roxana estaba al borde del llanto.

Argüía que como los taxistas no conocen el lugar, como había ocurrido con ellos, probablemente los habían llevado a otro sitio.

Pero menos mal que no pasó de un susto. Después los vimos en calma. Y es que las circunstancias en estos grandes eventos siempre se hacen más notorias. Por ejemplo, días antes, el ministro de Cultura Juan Ossio había llegado a Estocolmo y sus maletas se habían “perdido” en el viaje.

A propósito de ello, no faltó quien, como Raúl Vargas, a manera de broma, quería leer un titular  como “Ministro calato se refugia bajo un puente de Estocolmo”. Pero curioso, a Vargas le había ocurrido casi lo mismo. Llegó él y sus maletas, impuntuales, llegaron un día después. Él dice, solo se demoraron, no se perdieron.

La hora del discurso

Pero volvamos al rito del Nobel. Los invitados y acreditados seguían llegando. De pronto, se hizo un espacio y una dama en una silla de ruedas se abría camino. Era Carmen Balcells, la agente literaria, la Mama Grande de los escritores del boom. También estaba allí José Miguel Oviedo, crítico literario. Asimismo, el pintor Fernando de Szyszlo, Pedro Cateriano, Rosario Chocano, las secretarias del Nobel, Rosi Bedoya y Lucía Miranda, solo por citar algunos.

Por los altoparlantes anunciaron que estaba completamente prohibido hacer cualquier grabación y, además, se hizo el pedido de siempre que se hace en las ceremonias y casi nunca se cumple, apagar los celulares. Esta vez ocurrió el milagro. Pero no falto quien, audacia es el juego, tomaba fotografías. Un vigilante se le acercó y por poco, con siglos de cortesía y civilidad sueca, lo invita a salir. Otros, discretos, apagaron sus pequeñas cámaras fotográficas.

Una cascada de aplausos anunció la presencia del Nobel peruano. El reloj marcaba las 5 y 30 de la tarde. Vestía un terno oscuro, camisa celeste acerada y una corbata azul. Sereno, tomó asiento, mientras que el secretario perpetuo de la Academia decía: Señor Mario Vargas Llosa, es un honor tenerlo aquí como Nobel.

El Nobel agradeció la recepción y, sin más, inició la lectura de su discurso. En los primeros párrafos recordó sus años de infancia y sus primeras lecturas. El discurso fluyó como río y todos los presentes, atentos, meditaban, es decir, como que bebían a sorbos la vida del escritor, porque de eso se trataba  Elogio a la lectura y ficción, un texto que sintetizaba al escritor y al ciudadano, a su vida y a su obra.

Como siempre, quebró lanzas por la literatura. Confesó que la experiencia más importante de su vida fue cuando aprendió a leer. Y que escribir, sin duda, le ha ayudado a vivir.

También arremetió contra los fanatismos, nacionalismos y dictaduras y abogó para que el Perú, como en la década pasada, no sucumba ante un golpe de Estado.

Los amores


Pero también fue una ocasión para reafirmar sus amores, por el Perú, España y Francia (leer el discurso en esta edición).

Y hablando de amores, Vargas Llosa sorprendió al auditorio cuando le confesó su amor a su esposa Patricia Llosa: “El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años y que todavía soporta las manías, neurosis y rabietas que me ayudan a escribir”, emocionado.

Finalmente, reconoció que ella se toma todo el trabajo para que él esté libre para la escritura. “Resuelve los problemas, administra la economía, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas”, contó.

La clave

Artífice. Mario Vargas Llosa también se refirió a su agente literaria Carmen Balcells, artífice de su exitosa carrera literaria en España. Balcells, que se encontraba presente, en su silla de ruedas, comentó sobre el discurso: “Magistral. Mario representa en este momento la cabeza más preclara de todo el mundo, en cualquier lugar e idioma, es un intelectual completo”. Sobre el homenaje que le hizo, la agente dijo que, oírlo, había sido “la mejor manera de terminar su vida”.

Patricia Llosa: “Es un privilegio estar con Mario”

La otra protagonista de la tarde de ayer fue, sin duda, Patricia Llosa, “la prima de naricita respingada y carácter indomable”, la mujer con la que Mario Vargas Llosa comparte su vida desde hace 45 años.

Por ella, el escritor convirtió la tribuna del Nobel en un homenaje amoroso. La arequipeña que estaba sentada en primera fila, secándose una lágrima emocionada, quedó sorprendida cuando su marido la mencionó en su discurso.

Luego de la ceremonia, Patricia solo atinó a hacer un breve comentario: “Fue muy emocionante. Para mí es un privilegio estar con él. Hasta ahora lloro, por eso no hablo”, dijo.

“Sin ella mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico y no hubieran nacido Álvaro, Gonzalo, Morgana ni los seis nietos que nos prolongan y alegran la existencia. Ella hace todo y todo lo hace bien”, dijo en un momento el escritor con una ternura que rebasaba la formalidad de la ceremonia.

Fue su hijo Álvaro Vargas Llosa quien se explayó sobre el inusual gesto: “Hacer ese homenaje a mi madre y a la familia me pareció valiente, no es muy común en una tribuna de esta índole”, detalló.

Pero Mario también se permitió una pincelada de humor hacia la mujer que ama: “(Patricia) es tan generosa que, hasta cuando cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: ‘Mario, para lo único que tú sirves es para escribir’”, contó, infidente y travieso, ante la sonrisa de los presentes, pero con un conmovedor quiebre en la voz.

Un Premio Nobel también se resfría

La ciudad sueca de Estocolmo se encuentra bajo un velo blanco y con temperaturas que bordean los seis grados centígrados bajo cero.

Salvo una excepción, ni el frío, ni la nieve, ni las aceras resbaladizas detienen la efervescencia de los peruanos que acompañaron al premio Nobel en esta semana de festejos.

La excepción fue el propio Vargas Llosa, quien, a pesar de su maestría literaria y su imponente figura ante el mundo, se vio afectado en la garganta por las bajas temperaturas, y, lo que es más curioso, sufrió una caída en el resbaladizo piso cuando un fotógrafo le pidió un movimiento singular.

Estos contratiempos fueron superados a tiempo y con un poco de asistencia médica, según cuenta su esposa Patricia, y el flamante escritor estuvo listo para conmover al mundo con un discurso que dejará huella.

Discurso de Mario Vargas Llosa al recibir el Premio Nobel de Literatura ...

Vargas Llosa, discurso aceptación del Nobel

Mario Vargas Llosa discurso Premio Nobel parte 1 - La Mula

“Elogio de la lectura y La Ficción” de Mario Vargas Llosa (discurso completo)

Hacer clic en el enlace y leer el discurso completo de Mario Vargas Llosa

http://e.elcomercio.pe/66/doc/0/0/2/5/8/258534.pdf

De Maga sobre Maga

De Maga sobre Maga
Nací un 21 de agosto en un hermoso valle de Junín, ahí forje mi carácter, supongo que por eso soy una Huancaína orgullosa de mis raíces. Mi primer acercamiento a la literatura fue a través de mi abuelita mama Shato (Saturnina Tovar Navarro), quien en cada cena, nos hacia rodear las hermosas bateas llenas de papas. Y ahí, sentaditos en banquitos invisibles, nos llenaba de historias de pishtacos, de sirenas, de dioses que encantaban y cantaban bajo la tierra, que paraban al acecho de cualquier incauto para castigarlos o premiarlos; luego, conocí otro mundo, el de las revistas, por entre ahí estuvieron Superman, Archi, la Pequeña Lulú entre otros tantos personajes variopintos. Recuerdo los dolores de cabeza de mi madre cuando me mandaba cuidar que no se queme la comida. Yo leía y con ello toda la comida se evaporaba, llegaba mi madre y solo encontraba carbón en cada una de sus ollitas. Es que con las lecturas, perdía el olfato y era comprensible, estaba acompañando a cada personaje en su aventura.

Ya en mi colegio de secundaria (Nuestra señora de la Consolación),  tuve la suerte de encontrar una biblioteca muy nutrida a la que en cada recreo visitaba. La Iliada y la Odisea, me transportaron a otra dimensión mágica, en donde estábamos a merced de Dioses con errores más humanos que a veces hacia que los entienda y justifique. Era lógico que terminara estudiando literatura en San Marcos. Mi madre nunca entendió por qué elegí esa especialidad, pero igual me apoyo. Sin ella y sin su infinita paciencia para mis locuras, no podría nisiquiera haber terminado nada. Gracias Lucinda Eulalia Macha Tovar, mi motor y ejemplo de vida.

De niña, me lamentaba de no tener un papá y de tantos rezos, Jehová me envió (y creo que fui premiada con el premio mayor) a Juan García Canahualpa, un ejemplo de esposo, padre y amigo. También me lamentaba de no tener hermanos al menos cercanos, pero Dios nuevamente me concedió mi deseo: me mando 4 hermanitos (Marcos, Rosmery, Richard y Miguel) los que aun me acompañan y ahora tengo 10 (Paola, Silvia, Nisia, Vanessa, Hellen, y Steffy) un hermoso ramillete de flores (todas solteras porsiaca); y muchos amigos hermanos como Juanita Chunga, Hugo Trigoso, María Eugenia Rodríguez,  Silvia Llanto, Eleana Gutierrez, Angelo Valderrama, Melisa Desire, Rubén Bravo, Julio Abanto, Flor Ramirez, Luis Montalvan, Killa, Rosmery Alvarez, Elmer Ynocente,  Casimiro Ramirez, Eliseo Cornejo. Antonio Ureta, Isacc Huamán, Juan Orellana y Milagros Carazas (si olvido varios, disculpen mi memoria al momento de escribir esta nota)

También estudie Contabilidad en la Villarreal y una maestría en Administración en San Marcos. Actualmente asesoro empresas y gerencio Comercializadora Rumiwasi S.A.C. empresa que me ha dado grandes satisfacciones y por la que he recibido numerosos premios. El que más me gusto fue el que me dio la OIT al ser elegida la imagen de la Ley 728 (Ley de la Productividad y competitividad laboral) y el dado por la Municipalidad distrital de mi San Juan de Lurigancho en el año 2003. Es por eso que siempre me ven involucradas en las actividades de mi distrito. Es que tengo que devolver el premio. Solo fue prestadito.

Gracias Angelo Valderrama por enseñarme a escribir sobre la historia del distrito a través del teatro, un género que por ti, se está reinventando en los colegios y en eventos como el Puka orqo Raymi. Eres un gran modelo a seguir para mi, sobretodo por la humildad en cada cosa que haces, no como otros que solo son figuretis y fantoches. He conocido muchos profesionales cuando fui jurado en algún evento en el que participabas, y me di con la grata sorpresa que habían sido alumnos tuyos; es más, habían seguido la profesión de historia, solo por lo que les inculcabas en cada una de tus clases en Fe y Alegría, pasión por lo nuestro e interés en las investigaciones. Si no ganaste el premio mayor en la CONCYTEC, pues tienes el mayor premio que un profesor puede tener: el gran cariño de todos sus alumnos y amigos. Y eres infatigable, ya que ahora estas culminando una Maestría, pero ya tienes un Phd en nuestros corazones amigo y en el de Alida, tu compañera de vida.

He dictado el taller “Como hacer un cuento” para la ONG Eduvida dirigida a niños de 8 a 10 años y el curso con el mismo nombre para docentes de San Juan de Lurigancho en la UGEL 05.

Asimismo he dictado cursos sobre Administración y gestión empresarial en el Instituto Superior Salesiano, en San Marcos, en la UNI, ONG Aurora Vivar y en cuanto lugar me han invitado.

Un poquito de mi esta aquí.
Magaly Giovanna Vera Macha